En estos últimos días me ha dado vueltas en la cabeza una pregunta: Qué tendremos que hacer como humanidad para parar las guerras, eliminar los odios, frenar la delincuencia, impedir que se cometan atropellos contra otr@s, cómo contrarrestar el maltrato y la pornografía infantil, cómo proteger a nuestros niños y jóvenes de las drogas, cómo evitar la trata de blancas, la explotación de la mujer, acabar con la corrupción, el fanatismo y eliminar todas las prácticas que nos hacen daño como seres humanos y por ende que atentan contra el ecosistema en general y todo ser viviente en el planeta.
Esta misma pregunta me llegó por primera vez cuando era una joven reportera, llena de energía y de fuerza, con ansias de cambiar Colombia y estaba casi segura de que lo lograría si me dedicaba a un periodismo de denuncia, de investigación, en otras palabras si me convertía en una especie de justiciera en el periodismo.
Por eso, le metí todo el empeño a tamaña hazaña, a costa de lo que fuera y buscando la verdad para desenmascarar a l@s responsables y darlo a conocer a través de la radio,( Caracol, Todelar, Santa Fe) de la televisión( Cinevisión, CM&, TV Hoy, Univisión, ITN) y prensa escrita ( Artículos en Nueva Frontera, el Tiempo, Nuevo Siglo).Puedo decir que logré en buena parte lo que me propuse y me sentía tan protegida, como de una fuerza invisible a mi alrededor que evitó que algo me pasara, porque las ollas podridas que destape y las amenazas fueron incontables y en todos los ámbitos de la vida nacional.
No era extraño para quienes siguieron mi carrera, ver a Mónica cubriendo noticias de orden publico, entrevistando guerrilleros, cuestionando a los militares, los narcotraficantes, los delincuentes comunes, a los dirigentes de turno, los abusos en la salud, en la educación; reclamando justicia para mi pueblo, yendo a las zonas de desastres naturales, accidentes y atentados terroristas, para no solo informar los hechos sino hacer seguimiento hasta de las entregas de auxilios a los damnificados peleando con los saqueadores. También, realizando investigaciones contra políticos corruptos ( Proceso 8000) y no contenta con eso, busque que me mandaran a otros países de la región a cubrir guerras, (Salvador y Nicaragua), o a Panamá, a entrevistar e investigar las acciones del General Noriega y muchas cosas más, que se llevaron a cabo en casi 30 años de ejercicio profesional.
Cada reportaje, entrevista, cubrimiento, me llenaba de satisfacción porque lo llevaba a cabo con la más absoluta convicción, ética y buscando al máximo la objetividad; y sentía que estaba haciendo una gran labor, como dije, en muchos de los casos, lograba resultados; pero también tuve grandes decepciones sobretodo de personas publicas de diferentes estamentos de poder, las cuales admiraba y que cuando se les caía la mascara, era horrible lo que quedaba.
Por consiguiente, todo este velo cayó ante mi, cuando al cabo de los años, me di cuenta que lo que había hecho me había llenado de grandes satisfacciones, pero no pasaba de ser una experiencia más, que mientras estaba activa podía lograr cosas, pero que esto no iba a durar toda la vida, entre otras, porque me encontraba muy cansada de los riesgos, amenazas y situaciones de peligro en las que me veía envuelta, que podían afectar a mi propia familia, sin contar con el desgaste en la salud que ya estaba mostrando consecuencias y mas allá una clase dirigente negligente y ajena a las necesidades de sus habitantes y un pueblo pasivo y abnegado.
En todo esto tengo que reconocer, que mis diferentes Jefes en Colombia y USA me dejaron trabajar, investigar, actuar y revelar los hechos tal cual pasaban, algunos de ell@s respondiendo más al raiting que otra cosa, insistiendo permanentemente en que el público sólo pedía información negativa; lo que en algunos casos me hizo sentir sola y triste, no entendía porque las notas positivas eran el menor porcentaje del menú diario. También, sin protección o apoyo de la ley, lo único que me mantenía con fuerza era el respaldo incondicional de mi madre Lucila, siempre a mi lado y un hermoso público de todas partes del país, que me acompañó y hacia eco a mi labor. De igual manera entendí, que no podía cambiar Colombia y que más que afectarme por lo que acontecía, debía tratar de mejorar espiritualmente como ser humano y para ello, lo primero que tenía que hacer, era parar de transmitir tantas noticias negativas y trágicas.
Cuando emigré a Estados Unidos me prometí a mi misma no trabajar como reportera de noticias, ya que llevaba como 8 años que no ejercía plenamente en Colombia. Estados Unidos, se me había presentado como la nación de la libertad y la justicia total, pero cuando empecé a conocer casos de injusticia contra indocumentados, se me encendió algo adentro y aproveche una corresponsalía que tenía con Primer Impacto de Univisión, desde el 2001, para realizar informes en Charlotte, donde vivo. Igualmente, laboré en un periódico y una radio local, así como de corresponsal del programa Epicentro de Washington D.C., denunciando casos de abusos contra hispanos y otras cosas más. Ejercí por un tiempo, hasta que otra vez me metí en la boca del lobo, porque estaba cubriendo notas sobre las gangas de Charlotte (derivadas de Mara Salvatrucha), casos de atropellos en la frontera con México donde estaban involucrados autoridades y coyotes y resulté amenazada nuevamente.
Entonces desistí y me dediqué a una vida tranquila, evadiendo noticias trágicas porque ya me hacían daño, necesitaba sanar muchas cosas acumuladas durante toda mi vida. Además, una vez más me di cuenta de que la justicia cojea aquí, allá y en todas partes, estoy convencida que la única que funciona es la justicia divina. También, quería descansar, fueron muchas las madrugadas, desveladas, estrés.
Recientemente, me volví a inquietar cuando sin querer queriendo, he visto noticias catastróficas sobre lo que ocurre en Venezuela, un país hermano, y como en Colombia con motivo de las elecciones se incrementaron las divisiones, se caldearon los ánimos y la gente se atacan l@s un@s a l@s otr@s como enemigos, solo porque pertenecen o congenian con un partido político diferente. No quiero ni pensar como será en las elecciones para Presidente. Todo esto, lo veía a través de Facebook, de ahí no podía escapar.
Pero en este momento de mi vida no quiero opinar sobre lo que acontece, porque creo que cada nación es libre y soberana y lo que le ocurre es una consecuencia de actos del pasado de los gobernantes y sus pueblos; respeto el libre albedrío, la libertad de opinión, las preferencias de cada un@, y en esa medida no quiero involucrarme por respeto a los otr@s, ni dar paso al juzgamiento, o la criticadera, ni cazar peleas con nadie, sino al contrario entregar lo mejor de mi, después de mas de 11 años de vida espiritual en la que he encontrado alivio en mi vida y paz en mi alma y los deseos de trabajar por esta humanidad desde mi corazón.
Por eso cuando leo los comentarios que me llegan a través de los medios sociales, siento que no estamos poniendo un poco o mucho de nuestra parte para ser mejores seres humanos e insistimos en comportarnos irracionales. De que nos sirve por un lado, ser compasivos, amorosos, colocar un like en facebook a una frase bonita, o tener reacciones amables esporádicas, o sonreírle a un niño, y decir no al maltrato a los animales; si por el otro lado, en nuestra vida diaria si algo no nos gusta, o no va de acuerdo a nuestros intereses, damos rienda suelta a la lengua, la soberbia, a la intolerancia, al ego, al juzgamiento y tenemos comportamientos violentos, inesperados, compulsivos y a veces exagerados con otr@s, incluyendo personas de nuestra familia.
Creo que el mal que nos aqueja es general y está relacionado con nuestra manera de pensar, afectada por nuestras doctrinas, creencias, convicciones, educación, tabús, resentimientos, etc. Y es ese pensamiento individual el que afecta a todo el colectivo. Si tan solo, empezáramos a depurar nuestra mente, limpiarla, calmarla, llenarla de cosas bonitas; que bueno seria rechazar los pensamientos que les hagan daño a otr@s, porque controlando el pensamiento no afectamos a los demás; por ende de nuestra boca saldría una palabra más limpia y nuestros sentimientos internos serían más puros; entonces nuestro corazón brillaría de amor por otr@s, siempre querríamos hacer el bien y nos sentiríamos tranquilos, felices. Y todo va ligado lo que sientes, lo que piensas, lo que dices, lo que haces, escribes, etc.
En cambio, si los tantos millones de personas en el globo terráqueo continuamos llenando el ambiente de pensamientos negativos de manera continua, llenos de sentimientos malsanos y seguimos usando la palabra contra otr@s, estamos causando un caos enorme en esta esfera, con efectos inimaginables para tod@s.
Tendría que gestarse un cambio radical que viniera desde cada individuo desde la persona más sencilla hasta los que ostentan el poder, como todos aquellos personajes influyentes de las naciones, que arrastran publico, incluyendo al denominado: “ Cuarto Poder”, los medios de comunicación, que somos en una medida responsables de este caos, al no impartir objetividad en el manejo de la información y muchos de sus presentadores que son seguidos a diario por tantos, opinan y juzgan a veces sin conocimiento, profundidad, criterio, y sesgadamente o intencionalmente pero influyen de una manera impresionante en sus lectores, televidentes, radioescuchas, que los siguen y se dejan manipular. Por lo pronto, creo que podemos empezar por cada uno@ de nosotr@s mism@s, sin mirar que hacen los demás y con el ejemplo, iremos contagiando a much@s más.
Sueño con un mundo en paz, con una tierra tranquila donde tod@s podamos compartir el pan de cada día, donde nos ayudemos los unos a los otros sin tomar ventaja, donde se acabe la esclavitud del trabajo y la lucha día a día por el sustento. Sueño con un mundo libre, donde no existan las malas intenciones entre nosotr@s, donde se trabaje en equipo y tod@s nos veamos beneficiad@s. Sueño con un mundo de amor, donde tod@s podamos habitar con todas las especies y disfrutar de la naturaleza tan vasta y tan bella que hay en este plano, compartir sus suelos, sus aguas, el aire que se respira sin contaminación; creo que se puede lograr, si empezamos y tomamos conciencia ya, y empezamos a atraer todo lo mejor a nuestras vidas, para que se vean altamente beneficiadas las generaciones futuras de nuestras razas.